Camino de Santiago, etapa decimonovena: de León a Villadangos del Páramo
Te levantas tarde, son las 8 pasadas y aún tienes que desayunar pero te lo tomas con calma. Cuando terminas, te despides del personal del hotel agradeciendo el trato afable que han tenido y abandonas León en dirección al Hostal de San Marcos, antiguo hospital de peregrinos reconvertido en Parador Nacional.
Fachada principal del convento de San Marcos en León, hoy Parador Nacional |
El antiguo convento de San Marcos es actualmente un Parador Nacional |
Cruzas el río Bernesga por el famoso puente, echando un último vistazo atrás, pero todavía te queda un buen trecho para abandonar León. Te consuela pensar que la mayor parte del trazado será urbano; pero, como ya te sucedió en burgos, tras un breve descanso cuesta volver a ponerse en marcha.
Puente de San Marcos, León |
Zonas verdes a la salida de León |
Editorial Everest, a la salida de León |
Llegas a Fresno del Camino, donde haces un pequeño descanso. Antes de entrar al pueblo, escuchas el sonido de un motor a reacción; se trata de un avión que vuela más bajo de lo habitua; aunque no se ve desde el camino, sabes que el aeropuerto de León queda bastante cerca.
Un caja sobrevuela el polígono industrial, a la salida de León |
Es un albergue municipal, bien cuidado; parece que han aprovechado las antiguas escuelas. Lo mejor es el cuidado jardín con césped que hay afuera. Tienen también unas mesas para comer al aire libre. En el interior, en vez de una sala común llena de literas, se aprovechan las antiguas aulas para colocar literas sin demasiada masificación. Una pequeña cocina permite hacer la cena o la cocina a los peregrinos.
Dejas tus cosas y vas a comprar para hacer una buena cena. Pasta con tomate te parece una buena opción; además, el chorizo de león que compraste en el mercado quedará bien. Mientras compras, se te acerca una mujer; en la treintena, habla castellano bajito y un cierto acento argentino. Se presenta: es peregrina, judía, vive en Israel pero se ha criado en Argentina; como tu, está haciendo el camino sola. Te propone hacer la compra a medias y compartir la cena. Aceptas. Se lo propone a alguien más, y así conoces a Jim, un angoleño que da clases de español en Portugal; formáis una mesa bastante intercultural.
Al terminar de cenar, otro peregrino se os une a la tertulia. Con él y con Jim os decidíis ir a tomar algo al bar del pueblo, que está abierto. Se os unen las chicas de la mesa de al lado; son de Huesca y llevas un rato hablando con ellas.
En el bar, pedíis un pacharán para cada uno; es la primera vez que lo pruebas, pero te encanta. Te recuerda en parte al licor de nueces que hace tu abuelo. A las chicas no les gusta tanto; así que, en parte por hacerte el hombre, acabas bebiéndote el suyo también.
Son de un equipo de baloncesto femenino de Huesca, y han empezado el camino en León. Para entrenarse, han hecho alguna caminata juntas desde Huesca hasta Alquézar; aún así, están preocupadas por si el camino se les hace duro. Como tu, tienen previsto llegar mañana hasta Astorga.
Cuando sales del bar, te sientes tan ligero que te parece estar flotando. La sensación no es en absoluto desagradable y llegas al albergue como transportado en una nube. Te despides alegremente de todos hasta el día siguiente y te acuestas, sin que te importe demasiado la hora -normalmente te acuestas dos horas antes-, quedando dormido al poco rato.
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